Elementos Principales de la Inteligencia Emocional (2)
3.
Motivación.
La palabra motivación la podríamos traducir por ser
aplicado, tenaz, saber permanecer en una tarea, no desanimarse cuando algo no
sale bien, no dejarse desalentar.
Efectivamente,
los verdaderos buenos resultados requieren cualidades como la perseverancia,
disfrutar aprendiendo, tener confianza en uno mismo y ser capaz de sobreponerse
a las derrotas. Un elevado cociente intelectual, por sí solo, no nos convierte
en el primero de la clase, ni en Premio Nobel. Es una habilidad esencial, que
nos da la inteligencia emocional, el saber motivarnos y el permanecer motivados
positivamente.
4.
Apertura a los demás: Empatía.
Sí, empatía
con mayúsculas, porque es una cualidad esencialísima para la satisfacción
personal y para unas buenas relaciones interpersonales. La empatía la podemos
definir como la aptitud para ponerse en el lugar del otro.
Los estudios
sobre la comunicación parten de la base de que alrededor del 90% de la
comunicación emocional se produce sin palabras. La empatía ante otras personas
requiere la predisposición a admitir las emociones, escuchar con concentración
y ser capaz también de comprender pensamientos y sentimientos que no se hayan
expresado verbalmente.
5.
Crear relaciones sociales.
Otros autores le llaman con el ya consabido término
de habilidades sociales; ambos términos vienen a indicarnos lo mismo, que en
todo contacto con otras personas entran en juego las capacidades sociales: en
el trato con la familia, las relaciones con todas las personas que nos rodean
en el trabajo, jefes y compañeros, en las discusiones con la pareja, en los
círculos sociales en los que cada uno se desenvuelve, etc. Que tengamos un
trato satisfactorio con las demás personas depende, entre otras cosas, de
nuestra capacidad de crear y cultivar las relaciones, de reconocer los
conflictos y solucionarlos, de encontrar el tono adecuado y de percibir los
estados de ánimo del otro.
También
podríamos decir que esto implica orientarse hacia las personas, no mirar la
vida como un espectador, no observar sólo a las personas sino hacer algo en
común con ellas, entenderse con los demás, sentir la alegría de estar entre la
gente.
Crear
relaciones sociales es algo que puede aprenderse
y desarrollarse y, en primer lugar, esto se consigue mediante el esfuerzo por
percibir de manera consciente las propias emociones y las de los demás. La
atención es la base para gestionar nuestras propias emociones y las emociones
de las personas que nos rodean.