martes, 21 de febrero de 2012

EMOCIONATE 2

Culturalmente, a los occidentales se nos ha enseñado a pensar en la propia consciencia como una actividad intelectual y no como una respuesta del corazón o instintiva. Hemos aprendido a no confiar en nuestras emociones; nos han dicho que las emociones distorsionan la información, supuestamente más exacta, que nuestra inteligencia nos suministra. Incluso el término emocional  significa tiende a relacionarse con débil, sin control, algo pueril. “No seas niño”, decimos a una persona  que está llorando desconsoladamente.

Nuestras capacidades de memorizar  y resolver problemas, efectuar cálculos matemáticos se miden fácilmente con pruebas y más pruebas desde que somos pequeñitos; esas pruebas se pasan a calificaciones y dictan qué facultad nos aceptará y qué caminos profesionales son los que hemos de seguir. Si no obtenemos buenos resultados en estas pruebas sabemos el calificativo que se nos impone y cualquier meta que tengamos se vuelve mucho más difícil de conseguir porque se nos ha dicho que no somos lo bastante listos para alcanzarla.

Nuestra sociedad nos va diciendo que para seguir adelante hay que ser objetivos y racionales, pero de alguna manera intuimos que esto no es así porque también vamos descubriendo que la persona no ha sido hecha para actuar como un ser sólo pensante. Vamos también descubriendo que nuestros sentimientos fácilmente son heridos y que en otras ocasiones nuestro estado emocional se va arriba porque nuestras necesidades son satisfechas, y descubrimos también que los que nos rodean funcionan de la misma manera.


Para sentirnos motivados y resueltos es esencial recobrar las emociones que previamente hemos enterrado, y este paso resulta absolutamente esencial para nuestro desarrollo porque en la medida en que suprimimos y enterramos nuestros sentimientos, perdemos contacto con lo que en realidad somos y con lo que en realidad deseamos.

La mayoría de los problemas en la  comunicación emanan del hecho de que solo transmitimos parte de la verdad, sin expresarla en su totalidad. A veces podemos sentir al mismo tiempo numerosas emociones contradictorias, y esto es perfectamente normal. Lo que en realidad ocurre es que, en un determinado momento, solamente somos conscientes de una emoción, pero las demás están también dentro de nosotros aunque no nos percatemos de ello. Si somos capaces de expresar todos esos sentimientos o emociones, es posible resolver con facilidad los trastornos emocionales.


Cada emoción debe ser sentida y expresada del todo para llegar a una feliz conclusión, de lo contrario los sentimientos en torno a cualquier perturbación nunca quedarán plenamente resueltos y lo más probable es que subsistan reprimidos en nuestro interior, creando un lastre emocional que llevamos de una relación a otra.