viernes, 16 de noviembre de 2012

SER COMPETENTES EMOCIONALMENTE

 La competencia emocional personal comprende tres apartados principalmente:

 
Conciencia de uno mismo: La conciencia de uno mismo comprende la conciencia de nuestros propios estados internos, de nuestros recursos y de nuestras intuiciones.

·         Conciencia emocional: reconocer las propias emociones y efectos.

·         Valoración adecuada de uno mismo: conocer las propias fortalezas y debilidades.

·         Confianza en uno mismo: seguridad en la valoración que hacemos sobre nosotros mismos y sobre nuestras capacidades.

 

Autorregulación: Control de nuestros estados, impulsos y recursos internos.

 
·         Autocontrol: capacidad de manejar adecuadamente las emociones y los impulsos conflictivos.

·         Confiabilidad: Fidelidad al criterio de sinceridad e integridad.

·         Integridad: Asumir la responsabilidad de nuestra actuación total personal.

·         Adaptabilidad: flexibilidad para afrontar los cambios.

·         Innovación: sentirse cómodo y abierto ante las nuevas ideas, enfoques e información.

 Motivación: las tendencias emocionales que guían o facilitan el logro de nuestros objetivos.

 
·         Motivación de logro: esforzarnos por mejorar o satisfacer un determinado objetivo o meta.

·         Compromiso:  ser fiel y serio poniendo todo el empeño posible para la consecución de los objetivos programados o asumidos anteriormente.

·         Iniciativa: prontitud para actuar cuando se presenta la ocasión.

·         Optimismo: persistencia en la consecución de los objetivos a pesar de los obstáculos y los contratiempos.

viernes, 3 de agosto de 2012

LOS SENTIMIENTOS SON NUESTROS AMIGOS

La capacidad de sentir una emoción es un don que como seres humanos compartimos todos. Sin embargo, con frecuencia, tal vez no nos guste lo que sentimos. Cada emoción posee un sentido y nos acompaña hasta que su propósito hay sido realizado y entendido. Nuestros sentimientos son como mensajeros del subconsciente a la mente consciente. El mensajero aguarda pacientemente ante nuestra puerta hasta que hayamos recibido el mensaje.
¿Cuáles son los mensajes que nos aportan los sentimientos? Por ejemplo
1.    La rabia surge para decirnos que lo que nos sucede es indeseable.


2.   La tristeza sobreviene para manifestarnos que hemos perdido o estamos perdiendo algo que queremos o necesitamos.


3.    El miedo se presenta para advertirnos acerca de la posibilidad de un fracaso, una pérdida o un dolor.


4.    La culpa llega para recordarnos que de alguna manera somos responsables de causar un resultado o circunstancia indeseable.


El modo de entender nuestras emociones y lo que nos revelan acerca de nuestra vida estriba en expresarlas. No conseguiremos comprender lo que subsiste no aceptando o no expresando.

Si el secreto del cambio es la auto aceptación, cuando cada uno de nosotros aceptemos los sentimientos que tenemos, viviremos la transformación, no tendremos necesidad de negar nuestros sentimientos y por consiguiente de reprimirlos. Nuestro cambio ha de ser gradual, desde dentro  hacia fuera, con armonía, pero nunca forzados, porque cuando algo se mantiene por el esfuerzo y la fuerza de voluntad, termina por explotar como un globo.

Es importante el tema de la aceptación plena de nuestros sentimientos porque si está claro que un sentimiento reprimido puede crearnos problemas de salud, las emociones sentidas parcialmente es probable que afloren en respuestas emocionales o comportamientos totalmente negativos y anómalos.

Las emociones son algo que nos sucede, esta es la idea más  común, pero es falsa. Las emociones son una fuente de energía, influencia e información. En sí mismas, ya lo dijimos, no son ni buenas ni malas. Lo que vale es lo que hagamos con la información que nos proporcionan y la energía que nos producen. Hemos de aprender a distinguir nuestros sentimientos más hondos de los otros estímulos e informes que nos bombardean todo el día; esto es un requisito fundamental para nuestro desarrollo emocional como personas.

El primer sentimiento que aflora ¿es la verdadera emoción que estamos viviendo en ese momento o debajo de ella hay otra más profunda que la está sustentando?  Puedo ser consciente del sentimiento de rabia que estoy experimentando, pero en realidad ¿es rabia, o es otro sentimiento que tengo ante lo que está sucediendo y uso la rabia como mecanismo para defenderme?

Las emociones tienen su propio lenguaje y es con el corazón como uno ve correctamente, no con el discurso de la cabeza, “lo esencial es invisible a los ojos”, como decía Antonine de Saint-Exupery en El Principito. Con práctica  y reflexión podemos aprender a distinguir entre las diversas  emociones y sensaciones. A medida que practicamos sentir nuestras sensaciones tales como son, aumentamos no sólo nuestra conciencia de nosotros mismos sino también nuestra confianza en nosotros mismos.

Cuando la emoción fuerte ya no nos asusta ni nos limita, conocemos entonces el significado más profundo de la aceptación.

viernes, 20 de julio de 2012

ACEPTACIÓN DE LOS SENTIMIENTOS 1


Aceptar nuestros sentimientos viene a ser sino un signo de inteligencia, pues, negar nuestros sentimientos no es eliminarlos. Los sentimientos nunca mueren. Se niegan a no ser aceptados y silenciados. Es posible que nos sintamos victoriosos cuando por fin “olvidamos” una emoción negativa o desagradable, pero la batalla no ha hecho más que empezar. La vida entonces se nos convierte en una lucha para no perder el control.

 
Querámoslo o no, la no aceptación de nuestros sentimientos, que es lo mismo que reprimirlos, influirá en nuestra personalidad, movilizando buena parte de nuestra conducta. Tal negación o represión puede afectarnos de tres modos básicos:





1.      Puede embotar nuestra capacidad para experimentar emociones positivas.



2.      Podemos reaccionar de un modo excesivo en el momento actual ante personas o circunstancias.



3.      Es posible que nuestro cuerpo exprese la tensión de imponernos a las emociones reprimidas a través de síntomas físicos y enfermedades como migrañas, trastornos estomacales de diversa índole, crisis de ansiedad, etc.

ACEPTACIÓN DE LOS SENTIMIENTOS 2

1.      EMBOTAMIENTO
 
La no aceptación y represión de nuestros sentimientos debilita gradualmente nuestra capacidad de sentir. Nuestro corazón se va volviendo cada vez un poquito más frío. Disminuye nuestro entusiasmo por vivir y amar. Nuestra creatividad también se reduce de forma significativa. El proceso de la vida se convierte en algo desapasionado pues le falta la sal de las emociones. 

2. REACCIONAR EN EXCESO. Los sentimientos no aceptados y reprimidos que uno lleva consigo pueden ser la causa de que reaccionemos de una manera inapropiada ante ciertas personas o circunstancia de su vida. Es probable que los sentimientos negados nos vuelvan en cierta manera irracionales, irritables, propensos a estallidos de rabia o accesos de tristeza. Son capaces de determinar un cambio espectacular en nuestras actitudes. Las emociones no resueltas de nuestro pasado pueden enturbiar las emociones de nuestro presente.

Si, por ejemplo, llevamos dentro de nosotros un sentimiento de culpa reprimido, tal vez sintamos miedo a ser objeto de castigo por parte de las figuras de autoridad aunque no hayamos cometido ninguna acción reprensible. Si soportamos un considerable miedo reprimido, quizá rehuyamos inconscientemente la presencia de los demás o digamos conscientemente que no nos gustan.

De adultos, atribuimos una realidad a nuestros sentimientos reprimidos de la niñez. Si sentimos, por ejemplo, una rabia considerable y reprimida hacia nuestra madre, tal vez interpretemos cualquier sugerencia u orientación útil emanada de una mujer como una tentativa de controlarnos. A no ser que tomemos conciencia del  proceso que se está desarrollando, probablemente volveremos  a reprimir los sentimientos y el ciclo proseguirá.
 
Quizá no seamos conscientes de este proceso o quizá pensemos que esto no va con nosotros. Pero bien haríamos en reflexionar acerca de las ocasiones en que nos hemos sentido asustados o nerviosos sin motivo aparente, o cuando nos mostramos irritables sin una causa real, o meditemos sobre nuestra incomodidad en ciertas situaciones que resultan llevaderas para otras personas y a nosotros nos sacan de quicio. Los sentimientos no aceptados nos empujan a comportarnos de un modo inadecuado ante personas y circunstancias.

Son cada vez más numerosos los médicos conscientes de la importancia que revisten las emociones en nuestra salud física. Se ha descubierto que a través del llanto se produce una importante segregación física de elementos químicos nocivos, liberando simultáneamente la tensión emocional que es vital para evitar enfermedades físicas tanto en niños como en adultos, es preciso propugnar que el hábito de llorar es muy beneficioso, dentro de unas proporciones adecuadas.

3.      MALTRATO DEL CUERPO.

Nuestro cuerpo y nuestra mente se hallan íntimamente relacionados. Cada uno está allí para atender al otro. Si optamos por reprimir una emoción incómoda, es posible que, a través de diversos síntomas físicos, nuestro cuerpo trate de ayudar a resolver la tensión que nosotros nos hemos creado, liberando dicha tensión mediante diversos síntomas físicos. Más sencillo aún, los sentimientos no aceptados y reprimidos pueden manifestarse a través de síntomas físicos: tensión muscular, dolor de cabeza, virus y resfriados, artritis, tensión, alteraciones en la respiración, estreñimiento, enfermedades cardiacas, fiebre, trastornos estomacales, etc.

Afortunadamente, y cada vez más frecuente, hoy día los médicos están aprendiendo a comprender el valor de la liberación y la expresión emocionales en el bienestar completo físico de una persona. Aunque un considerable volumen de malestares físicos tiene su origen en la negación y represión de emociones, una vez que se llega al nivel físico, es preciso curar al mismo tiempo el cuerpo, la mente y el espíritu.

Uno de los recursos más corrientes para soslayar los sentimientos consiste en comer en exceso y compulsivamente, con los consiguientes perjuicios que esto acarrea.

martes, 3 de julio de 2012

CONCIENCIA EMOCIONAL 2

La conciencia emocional también implica aceptar lo que descubrimos dentro de nosotros, aunque no nos guste y nos resulte molesto, porque si soltamos esa patata caliente rechazando lo que descubrimos como desagradable, tienen lugar dos consecuencias inevitables para todos nosotros:

1. Bloqueando nuestras emociones no dejándoles nacer, impedimos que nosotros mismos aprendamos qué son, cuando se originaron y porqué se originaron.

      2.      Debido a que no gastamos esos sentimientos, pues apenas los percibimos tratamos de enterrarlos, tendremos que encontrar un modo de deshacernos de ellos, y en nueve de cada diez veces optaremos por el recurso más fácil, pero al mismo tiempo más perjudicial, refugiarnos en el sentimiento de culpa o de vergüenza, los dos enemigos de tener un aceptable coeficiente emocional, y, por consiguiente, los dos síntomas de tener un CE bajo.

Las personas que no son capaces de aceptar sus emociones viene a indicar que también tienen serios conflictos de aceptarse a sí mismos; a menudo buscan a  otra persona a quien echar la culpa de, por ejemplo, su rabia, y tratan de convencerse de que su tristeza y ansiedad son vergonzosas. Esto no sólo es una pérdida de tiempo y energía sino que también enturbia nuestros sentidos, tan necesarios para todos porque nos ayudan a permanecer emocionalmente alerta en nuestra vida diaria. Sin la aceptación de nuestras emociones, perdemos la capacidad de tomar las decisiones adecuadas y la fuerza que nos impulsa a actuar.

Aceptar nuestros sentimientos no significa resignarnos pasivamente a ellos, nada de eso. Tampoco significa vivir con dolor, dejándose maltratar por los sentimientos de los otros, o tolerar cualquier cosa que nos hagan los demás. Significa aceptar positivamente cada uno de nuestros sentimientos, incluso aquellos que nos resultan desagradables como algo informativo a nuestra  persona. Significa también comprender que nuestras emociones son plenamente soportables por muy desagradables que parezcan, por muy fuertes que sean. Significa también que si podemos querernos a nosotros mismos también podemos querer a los otros.

La aceptación, en teoría, aparece como algo razonable y lógico, y como consecuencia fácil; pero en la práctica es un punto difícil para casi todos. Normalmente, casi todos, hemos pasado por la experiencia, en un momento determinado de nuestra vida, de experimentar sentimientos muy intensos, y hemos experimentado que esos sentimientos pueden soportarse y, por tanto, esta experiencia debería servirnos para aceptar los sentimientos de cualquier momento. La aceptación de nuestros sentimientos es lo primero que aparece cuando caen nuestras defensas.

CONCIENCIA EMOCIONAL 1

Reconocer nuestras emociones y sus efectos.


La conciencia emocional la podríamos definir como la “capacidad de reconocer el modo en que nuestras emociones afectan a nuestras acciones y la capacidad de utilizar nuestros valores como guía en el proceso de toma de decisiones”

            Poseer conciencia emocional, en un primer momento, es reconocer nuestras emociones y sus efectos, por eso las personas dotadas con esta competencia:

     1. Saben qué emociones están sintiendo y porqué las sienten.

     2. Comprenden los vínculos existentes entre sus sentimientos, sus pensamientos, sus palabras y sus acciones.

     3. Conocen el modo en que sus sentimientos influyen sobre su rendimiento.

     4.  Tienen un conocimiento básico de sus valores y sus objetivos. 

  
Richard Boyatzis define la conciencia de sí mismo como: “la capacidad de permanecer atentos, de reconocer los indicadores y sutiles señales internas que nos permiten saber lo que estamos sintiendo y de saber utilizarlas como guía que nos informa de continuo acerca del  modo como estamos haciendo las cosas”.
  

La conciencia emocional comienza estableciendo contacto con el cúmulo de sentimientos que continuamente nos acompañan y reconociendo que estas emociones tiñen  todo lo que percibimos, pensamos y hacemos de un modo que nos permite comprender la manera en que nuestros sentimientos afectan también a los demás.

La conciencia emocional por lo tanto comienza por esforzarnos en reconocer qué sentimientos son los que estamos sintiendo en un determinado momento, comienza por alumbrar nuestro interior para buscar dentro de nosotros las emociones que en ese momento nos asaltan, y por este acto de alumbrarnos interiormente nos facultamos para preguntarnos “¿Qué estoy sintiendo aquí y ahora, en este preciso momento?” ¿Qué sentimiento es el que está brincando dentro de mí y tratando de abrirse paso? ¿Cómo se llama este sentimiento? ¿Es miedo, rabia, ira, tristeza, afecto, vergüenza, culpa...?  Es rabia, pero ¿qué es lo que hay debajo sustentando este sentimiento de rabia? ¿Quizás sea que me siento débil o vulnerable?

Pero reconocer nuestros sentimientos no solamente consiste en ponerles nombre, implica algo más y más avanzado. Alcanzar conciencia emocional y luego rechazar lo que descubrimos  es como realizar ejercicio físico en el gimnasio para  perder peso con una hamburguesa doble de queso en una mano y en la otra un cigarrillo. Nuestro progreso como personas se estancaría mucho antes de que nos hiciéramos dueños de nosotros mismos.

martes, 12 de junio de 2012

EMOCIÓNATE 10

Elementos Principales de la Inteligencia Emocional (3)

Hasta aquí los cinco elementos principales que componen la inteligencia emocional; hay algún autor que cita otros elementos entre los que destaca el “control del impulso” que vienen a definirlo como la capacidad para demorar el impulso en beneficio de un objetivo marcado. Imaginemos una persona que decide hacer una dieta para adelgazar x Kg. y en una fiesta, ante una bandeja de bombones su primer  impulso  le lleva a satisfacerlo cogiendo uno o dos bombones, pero  inmediatamente piensa en el objetivo que se ha trazado de adelgazar y pasa de largo ante la bandeja. La capacidad para resistir el impulso puede desarrollarse con la práctica, y a ello nos ayudará pensar en nuestro objetivo a  más o menos largo plazo. Todos sabemos que hay situaciones en la vida que son, tal vez, más complejas que las golosinas.

Estos autores dicen que las personas que son capaces de controlar sus impulsos son socialmente más competentes, están más seguros de sí mismos y soportan mejor la frustración, y las personas que sucumben fácilmente a sus impulsos son más susceptibles a estar estresados, a ser testarudos e indecisos en la adolescencia, convirtiéndoseles estos comportamientos en un aprendizaje nocivo para su vida adulta.

EMOCIONATE 9

Elementos Principales de la Inteligencia Emocional (2)


3.      Motivación.
 
 La palabra motivación la podríamos traducir por ser aplicado, tenaz, saber permanecer en una tarea, no desanimarse cuando algo no sale bien, no dejarse desalentar.

Efectivamente, los verdaderos buenos resultados requieren cualidades como la perseverancia, disfrutar aprendiendo, tener confianza en uno mismo y ser capaz de sobreponerse a las derrotas. Un elevado cociente intelectual, por sí solo, no nos convierte en el primero de la clase, ni en Premio Nobel. Es una habilidad esencial, que nos da la inteligencia emocional, el saber motivarnos y el permanecer motivados positivamente.

4.      Apertura a los demás: Empatía.

Sí, empatía con mayúsculas, porque es una cualidad esencialísima para la satisfacción personal y para unas buenas relaciones interpersonales. La empatía la podemos definir como la aptitud para ponerse en el lugar del otro.

Los estudios sobre la comunicación parten de la base de que alrededor del 90% de la comunicación emocional se produce sin palabras. La empatía ante otras personas requiere la predisposición a admitir las emociones, escuchar con concentración y ser capaz también de comprender pensamientos y sentimientos que no se hayan expresado verbalmente.

5.      Crear relaciones sociales.

Otros autores le llaman con el ya consabido término de habilidades sociales; ambos términos vienen a indicarnos lo mismo, que en todo contacto con otras personas entran en juego las capacidades sociales: en el trato con la familia, las relaciones con todas las personas que nos rodean en el trabajo, jefes y compañeros, en las discusiones con la pareja, en los círculos sociales en los que cada uno se desenvuelve, etc. Que tengamos un trato satisfactorio con las demás personas depende, entre otras cosas, de nuestra capacidad de crear y cultivar las relaciones, de reconocer los conflictos y solucionarlos, de encontrar el tono adecuado y de percibir los estados de ánimo del otro.

También podríamos decir que esto implica orientarse hacia las personas, no mirar la vida como un espectador, no observar sólo a las personas sino hacer algo en común con ellas, entenderse con los demás, sentir la alegría de estar entre la gente.

Crear relaciones sociales  es algo que puede aprenderse y desarrollarse y, en primer lugar, esto se consigue mediante el esfuerzo por percibir de manera consciente las propias emociones y las de los demás. La atención es la base para gestionar nuestras propias emociones y las emociones de las personas que nos rodean.

EMOCIONATE 8

 Elementos Principales de la Inteligencia Emocional (1)

Ya decíamos como fue un psicólogo de Yale, Peter Salovey, y un compañero suyo, Jhon Mayer, quienes acuñaron el gráfico nombre de inteligencia emocional, aunque posteriormente fuera D. Goleman quien ha hecho famoso mundialmente el término.  

El mérito de Salovey y Mayer estriba en que concretaron qué es lo que de hecho integra la inteligencia emocional, o dicho de otra forma, cuáles son los elementos que la componen. A partir de ellos, otros muchos autores han hecho también esta clasificación y aunque pueden diferir en los nombres, todos se asemejan en los contenidos. También hay autores que hablan de habilidades y con este nombre nos vamos a quedar. La clasificación es la siguiente:

1. Conocimiento de uno mismo o Reconocer las propias emociones.

Ser conscientes y dar nombre a las propias emociones es uno los pilares de la inteligencia emocional, en el que se basan la mayoría de otras cualidades emocionales. Sólo quien sabe por qué se siente y cómo se siente puede manejar sus emociones, moderarlas y ordenarlas de manera consciente y constructiva para sí mismo.

Las personas que tienen mayor seguridades sobre sus emociones son las que mejor saben dirigir su vida. Desarrollar el conocimiento  de uno mismo requiere llegar a conocer aquellos sentimientos que no somos conscientes de tener, llamados muy gráficamente “sentimientos de las entrañas”.
 
Según Daniel Goleman, el conocimiento de uno mismo y el de los propios sentimientos son las bases profundas de la inteligencia emocional.

2. Saber manejar las propias emociones.

Es lo que otros autores llaman “gestión del humor”. Emociones como el miedo, la ira o la tristeza son mecanismos de supervivencia que forman parte de nuestro bagaje emocional. No podemos elegir nuestras emociones, no las podemos desconectar o evitar, pero sí está en nuestras manos  poder conducir nuestras reacciones emocionales  y la clave de nuestro equilibrio reside en muchas ocasiones precisamente en esto. No nos puede extrañar esto, pues todos somos conscientes que cuando nos invade la emoción  tenemos poco control sobre nosotros. Disminuir los sentimientos de angustia, de tristeza, de ansiedad...., lo que hagamos con nuestras emociones, el hecho de manejarlas de forma inteligente, depende de la inteligencia emocional.


El autocontrol es pues una habilidad de la inteligencia emocional y significa la disposición para saber manejar los propios sentimientos de manera que podamos permanecer tranquilos para poder afrontar los sentimientos de miedo y ansiedad y para recuperarnos rápidamente de los sentimientos negativos.

jueves, 3 de mayo de 2012

EMOCIÓNATE 7

El profesor Howard Gardner, de la universidad de Harvad, investigador de la inteligencia y crítico del CI, cociente intelectual, ha desarrollado una distribución de la inteligencia que podría revolucionar nuestro sistema educativo y social. Gardner menciona como ocho clases distintas de inteligencia:


1. Inteligencia lingüística (hablar y explicarse de manera comprensible y convincente...).

2. Inteligencia musical (recordar una música, interpretarla, componer).

3. Inteligencia lógico-matemática.

4. Inteligencia espacial (orientación con los puzzles y con mapas).

5. Inteligencia corporal y cinéstésica (bailar, practicar deporte, moverse, habilidad en el uso de herramientas.

6. Inteligencia intrapersonal (estar en contacto con los propios sentimientos, las emociones y las capacidades mentales no racionales, la sensibilidad).

7. Inteligencia interpersonal (ser sensible a los estados de ánimo, los motivos y las intenciones de las otras personas).

8. Inteligencia naturalista (la capacidad para denominar por su nombre a plantas y animales así como el placer con que se hace).


Para él la inteligencia emocional está comprendida en los números 6 y 7. La inteligencia emocional es un concepto casi cajón de sastre, todo el mundo habla de ella pero qué pocos la conocen y la podríamos definir diciendo que  abarca “la capacidad para leer nuestros sentimientos, controlar nuestros impulsos, razonar, permanecer tranquilos y optimistas cuando nos vemos confrontados a ciertas pruebas, y mantenernos a la escucha del otro”. Lo que ha querido hacer Goleman con el nombre de Inteligencia emocional es reunir dentro de este nombre a varios rasgos de carácter que son importantes para la persona y que le hacen discurrir por su vida de una forma positiva y exitosa.

Otros autores han dado un concepto más simple de lo que entienden por inteligencia emocional, pero a mi juicio incompleto porque dejan fuera otros elementos que sí están contemplados dentro del término que nos ocupa; ellos la definen así: “La capacidad de dominar las propias emociones pero también, sobre todo, para comprender las de los demás”. Aunque dan un concepto de inteligencia emocional bastante simple, sin embargo, dicen que el CI interviene sólo en un 20% en los factores que determina el éxito; el 80% restante está vinculado a otros factores que se incluyen en lo que denominamos inteligencia emocional.

Un tercer concepto de inteligencia emocional sería la que la define como “el conjunto de necesidades emocionales, de impulsos y de valores verdaderos de la persona, que rigen toda su conducta visible”.

Por último, y para terminar este apartado, daré otro concepto de inteligencia emocional de otro grupo de autores que la definen como “La capacidad potencial de que disponemos para aprender las habilidades prácticas basadas en uno de los siguientes elementos que la componen: la conciencia de uno mismo, la motivación, el autocontrol, la empatía y la capacidad de relación”.   

miércoles, 25 de abril de 2012

EMOCIÓNATE 6


    MITOS SOBRE LA EMOCIÓN


Seguramente, hemos oído numerosas razones lógicas para no tener muy en cuenta las emociones. La misma psicología ha ofrecido estas explicaciones durante décadas y la  filosofía y la literatura durante siglos. En realidad, en gran parte se trata de mitos, que no se basan en estudios lógicos, pero que ahí están.



1.      La emoción es inferior porque es más primitiva que la razón.



No se puede negar que la amígdala del cerebro, la parte donde residen las emociones, es una parte más antigua del cerebro humano que el neocórtex, donde reside la razón. Pero no es más primitiva. Las partes emocional y racional del cerebro han evolucionado juntas y, en realidad, están entrelazadas y trabajan juntas y tienen efectos recíprocos. Es un mecanismo cooperador el que se desarrolla entre ambas partes y a través de él conseguimos cosas muy importantes para nosotros como la auto conservación, la empatía (la capacidad de sintonizar con la otra persona poniéndonos en su lugar), la sociabilidad y un profundo  conocimiento de uno mismo.  



2.      La emoción es peligrosa.



Efectivamente, todos hemos experimentado que una de las cosas que más duele es el dolor emocional, duele y mucho. Pero no mata a nadie, sino más bien, a veces nos ayuda a hacernos más fuertes. No hace muchos años, en el Centro de Técnicas Curativas de Los Ángeles, se constató en diversos estudios que la supervivencia de la persona está vinculada a la aceptación de la emoción intensa, y se descubrió que éstas personas tenían más probabilidades de seguir sanos que los que pasaban por alto o rechazaban sus emociones.



Igual que el dolor físico, el dolor emocional es un aviso y hay que hacerle caso; cuando no se hace así, el dolor emocional se nos puede convertir en dolor físico crónico. Cuando las personas que sufren fuertes migrañas (dolor de cabeza fuerte y persistente) aprenden a reconocer y afrontar convenientemente ciertos sucesos cargados emocionalmente, por ejemplo, los dolores de cabeza con frecuencia desaparecen.



3.      El control de uno mismo procede de reprimir los sentimientos.



Nadie es tan insensato que toma decisiones importantes sin tener todos los datos en sus manos que le ayuden a tomar esas decisiones; sin embargo, confiamos actuar acertadamente sin la información que proporcionan nuestros sentimientos. La emoción debería ser un dato o recurso irreemplazable, pues nos indica, mediante las manifestaciones físicas que tiene, si una decisión o una acción es adecuada para nosotros. El control de uno mismo no procede del control de nuestros sentimientos, sino de vivirlos y sentirlos.



4.      Hay emociones buenas y emociones malas.



Las emociones no entienden de estas categorías, eso se queda para la ética. Todas las emociones nos informan de algo y todas son constructivas si sabemos escucharlas. Las emociones sí que son agradables o desagradables, positivos o negativos, tristes o alegres, etc. Todas las emociones vividas profundamente nos ofrecen mensajes que nos resulta necesario oír.



Como conclusión breve a este tema podríamos decir que igual que nos preocupamos de aprender a leer y escribir, y que esto mismo lo hagan las personas que nos interesan, también podríamos ocuparnos de aprender a leer las emociones para conducirnos por nuestra vida de una manera eficaz e inteligente.

miércoles, 18 de abril de 2012

EMOCIÓNATE 5

A veces usamos trucos, para mantener nuestros sentimientos controlados y así sentirnos seguros. Algunos de los más frecuentes son los siguientes:

1.      Soñamos despiertos.

Cuando éramos niños nos acostumbramos a defendernos del dolor y el sufrimiento, utilizando nuestra mente practicando controles imaginarios, y así nos creábamos fantasías reconfortantes de seguridad y tranquilidad, o dejábamos volar nuestra imaginación viviendo historias que calmaban o eliminaban las emociones que nos causaban problemas.

Muchos de nosotros, seguimos utilizando nuestra mente de este modo y cuando algo nos resulta amenazante, en vez de afrontarlo, a veces, nos refugiamos en sueños adormecedores que de momento calman nuestra ansiedad y nuestro miedo, pero a la larga nos crean un grave problema. Cuando éramos niños tenía su explicación porque nos sentíamos y éramos indefensos, pero de adultos .... esa excusa ya no nos vale; lo acertado y positivo es sentir  la emoción a fondo en vez de bloquearla.


2.      Citamos datos.
 
 
“Dicen...” “He leído...” “Las estadísticas demuestran...” “Es evidente que...” “Fulano de tal dice...” Datos y más datos; los datos pueden ser de mucha utilidad, pero para el caso que nos ocupa, puede ser más útil, fijarse en las emociones para identificarlas y obtener de ellas información sobre nuestro estado emocional. .Hace  trescientos cincuenta años el filósofo y matemático Descartes pronunció las famosas palabras que se han convertido en una no menos famosa frase: “Pienso, luego existo”.  Aunque nunca negó la importancia de las emociones, su afirmación catapultó al pensamiento al más alto grado y relegó a la emoción a una posición secundaria.

Actualmente, tanto las personas del común, como los profesionales, reconcen la importancia y utilidad de las emociones para la vida cotidiana, y para el binestar de las personas en general.

viernes, 13 de abril de 2012

¡EMOCIONATE 4!

Normalmente bajo las emociones negativas hay emociones positivas. Expresando plenamente el conjunto de emociones negativas, de una forma adecuada y respetuosa, podremos sentir de nuevo otras emociones positivas como el amor y la comprensión.

Cuando nos comunicamos solemos dejar fuera muchos de los sentimientos que albergamos y nos concentramos en uno solamente, excluyendo a los demás. Bajo las emociones negativas suele haber emociones positivas, pero las primeras no nos dejan verlas ni sentirlas; bajo toda la rabia y el agravio que podemos sentir por una persona hay un sentimiento de amor y disposición a relacionarnos con ella e intimar.  Quienes más nos irritan suelen ser aquellas personas que más nos interesan, pero el árbol de la rabia nos impide ver el bosque.


Conforme vamos creciendo, vamos dejando que los recuerdos emocionales se vayan acumulando en nuestro cerebro como capas de polvo en una vieja ventana, y esto no es positivo para nosotros ni para los demás porque hace que nos comportemos de manera inadecuadas, ya que no somos capaces de controlar las crisis de hoy porque no paramos de confundirlas con  las crisis de ayer. Si queremos limpiar esta suciedad interna para ver con claridad y actuar acertadamente, es preciso que venzamos nuestro miedo a sentir. Si queremos limpiar esta suciedad para ver con claridad y actuar acertadamente, es preciso que venzamos nuestro miedo a sentir, y esto  podemos empezarlo ahora mismo  practicando con un pequeño ejercicio que nos lleve a dejar de huir afrontando y luchando.

Cuando estás en sociedad y sientes alguna clase de incomodidad que no puedes señalar, o cuando sientes una conocida necesidad de escapar corriendo o haces algo completamente inadecuado como reír cuando en realidad lo que  quieres es llorar, párate lo suficiente y respira hondo.

¿Qué sientes en el pecho, en la parte inferior de la espalda, en el estómago, en los muslos, los hombros, el cuello o la mandíbula? ¿Una opresión, como si dentro de ti todo estuviera hecho un nudo? Eso es miedo, y no tiene por qué vencerte, siempre que tú lo reconozcas como lo que en realidad es. Así es de simple este ejercicio, pero te proporcionará la confianza de que puedes controlar tu modo de actuar; puedes perder el miedo a sentir y enriquecerte emocionalmente. Simplemente consiste en oír tus sentimientos, pararte, respirar hondo y aceptar lo que realmente estás sintiendo sin tener miedo a ponerle nombre  

jueves, 29 de marzo de 2012

EMOCIONATE 3

La represión de nuestros sentimientos es en realidad un mecanismo de seguridad que hemos aprendido y desarrollado a lo largo de los años. Incapaces de abordar la verdad de nuestras emociones y de expresarlas, aprendemos a ocultar los sentimientos confiando  en que acabarán por desaparecer. A través de años de rechazar y suprimir los sentimientos, comenzamos a adquirir el desagradable e insano hábito de reprimir instintivamente cualquier emoción peligrosa, inaceptable o confusa. Aprendemos a expresar solo aquellas emociones que no perturban o amenazan nuestra existencia o la de otros, garantizándonos así  sentirnos seguros y aceptados.  


Para sentirnos motivados y resueltos es esencial recobrar las emociones que previamente hemos enterrado, y este paso resulta absolutamente esencial para nuestro desarrollo porque en la medida en que suprimimos y enterramos nuestros sentimientos, perdemos contacto con lo que en realidad somos y con lo que en realidad deseamos.


La mayoría de los problemas en la  comunicación emanan del hecho de que solo transmitimos parte de la verdad, sin expresarla en su totalidad. A veces podemos sentir al mismo tiempo numerosas emociones contradictorias, y esto es perfectamente normal. Lo que en realidad ocurre es que, en un determinado momento, solamente somos conscientes de una emoción, pero las demás están también dentro de nosotros aunque no nos percatemos de ello. Si somos capaces de expresar todos esos sentimientos o emociones, es posible resolver con facilidad los trastornos emocionales.

Cada emoción debe ser sentida y expresada del todo para llegar a una feliz conclusión, de lo contrario los sentimientos en torno a cualquier perturbación nunca quedarán plenamente resueltos y lo más probable es que subsistan reprimidos en nuestro interior, creando un lastre emocional que llevamos de una relación a otra.

martes, 21 de febrero de 2012

EMOCIONATE 2

Culturalmente, a los occidentales se nos ha enseñado a pensar en la propia consciencia como una actividad intelectual y no como una respuesta del corazón o instintiva. Hemos aprendido a no confiar en nuestras emociones; nos han dicho que las emociones distorsionan la información, supuestamente más exacta, que nuestra inteligencia nos suministra. Incluso el término emocional  significa tiende a relacionarse con débil, sin control, algo pueril. “No seas niño”, decimos a una persona  que está llorando desconsoladamente.

Nuestras capacidades de memorizar  y resolver problemas, efectuar cálculos matemáticos se miden fácilmente con pruebas y más pruebas desde que somos pequeñitos; esas pruebas se pasan a calificaciones y dictan qué facultad nos aceptará y qué caminos profesionales son los que hemos de seguir. Si no obtenemos buenos resultados en estas pruebas sabemos el calificativo que se nos impone y cualquier meta que tengamos se vuelve mucho más difícil de conseguir porque se nos ha dicho que no somos lo bastante listos para alcanzarla.

Nuestra sociedad nos va diciendo que para seguir adelante hay que ser objetivos y racionales, pero de alguna manera intuimos que esto no es así porque también vamos descubriendo que la persona no ha sido hecha para actuar como un ser sólo pensante. Vamos también descubriendo que nuestros sentimientos fácilmente son heridos y que en otras ocasiones nuestro estado emocional se va arriba porque nuestras necesidades son satisfechas, y descubrimos también que los que nos rodean funcionan de la misma manera.


Para sentirnos motivados y resueltos es esencial recobrar las emociones que previamente hemos enterrado, y este paso resulta absolutamente esencial para nuestro desarrollo porque en la medida en que suprimimos y enterramos nuestros sentimientos, perdemos contacto con lo que en realidad somos y con lo que en realidad deseamos.

La mayoría de los problemas en la  comunicación emanan del hecho de que solo transmitimos parte de la verdad, sin expresarla en su totalidad. A veces podemos sentir al mismo tiempo numerosas emociones contradictorias, y esto es perfectamente normal. Lo que en realidad ocurre es que, en un determinado momento, solamente somos conscientes de una emoción, pero las demás están también dentro de nosotros aunque no nos percatemos de ello. Si somos capaces de expresar todos esos sentimientos o emociones, es posible resolver con facilidad los trastornos emocionales.


Cada emoción debe ser sentida y expresada del todo para llegar a una feliz conclusión, de lo contrario los sentimientos en torno a cualquier perturbación nunca quedarán plenamente resueltos y lo más probable es que subsistan reprimidos en nuestro interior, creando un lastre emocional que llevamos de una relación a otra.