jueves, 23 de septiembre de 2010

CÓMO MEJORAR LA RELACIÓN CON NUESTROS HIJOS 3


Tema I: Mensajes de los Padres que deterioran la Relación con los Hijos.

3. MORALIZAR. CULPAR.

Este obstáculo al crecimiento se origina cuando se quieren “imponer” a los hijos las nor-mas de conducta propias, las costumbres familiares, los valores, las pautas sociales, aureolándolas de un valor absoluto e incondicional : “Eso está muy mal”, “Eso no debe hacerse”, “¿Qué dirá la gente ?”.

Al moralizar juzgamos a los hijos desde un sistema de valores externo a ellos mismos; no tenemos en cuenta su mundo personal y el respeto que merecen su conciencia y sus propios valores,

El moralizar y juzgar puede apreciarse muy bien en mensajes como: “Lo que tú tienes que hacer es...". Los sermones también ponen de manifiesto estas dificultades : “Te advertí que...”, “Lo que a ti te conviene...”, “Ya te dije yo...”.

Los hijos que se ven así tratados, se sienten fuertemente amenazados, temen el rechazo de su persona y bloquean la comunicación con sus padres ante el temor de ser considerados como “malos”, evitando así cualquier relación que pueda poner en peligro su imagen, o su valoración personal.

Todavía obstaculiza más el crecimiento la actitud de “culpabilizar”, pues lo que en la actitud de “moralizar” era sólo un riesgo, en la “culpabilización” se vuelve real : “desde luego que eres malo...”, “deberías sentir vergüenza de ti mismo”, “Eres la oveja negra de la familia...”.

La “culpabilización” es un arma sutil y envenenada que utilizamos para dominar y lograr que los hijos se sometan a nuestras exigencias. Las formas suelen ser muy variadas. Una de las formas más sutiles y eficaces suele ser, por parte de los padres, la de hacerse la VÍCTIMA exagerando los sufrimientos que una conducta ocasiona : “Me vas a matar a disgustos”. Otra forma frecuente suele ser la de echar en cara las ayudas que se han proporcionado : “Yo que tanto he hecho por ti...” “Con todo lo que yo he sufrido por ti y así me lo pagas...”.

Los efectos de estos obstáculos son desastrosos : disminuye fuertemente la valoración y estima personales, creando hijos muy indecisos e inseguros. Es muy frecuente que los hijos que se han sentido muy culpabilizados terminen considerándose como “malos”, “despreciables”, y como piensan que no tienen ya remedio emprenden conductas aún peores : “Escucho tantas veces en mi casa que soy tonto que he terminado por creérmelo”, “Como no tengo solución ¿para qué me voy a esforzar?”. La conclusión de todo ello es que llegan al convencimiento de que no valen la pena, de que no tienen remedio, y que no son dignos de ser queridos.

lunes, 13 de septiembre de 2010

CÓMO MEJORAR LA RELACIÓN CON NUESTROS HIJOS 2

Continuamos compartiendo algunas de las herramientas que pueden ser útiles para ser tenidas en cuenta cuando nos relacionamos con nuestros hijos. Recuerda que lo fundamental es la posbilidad de que reflexiones sobre estos elementos, y que tengas en cuenta que sólo serán útiles en la medida en que los lleves a la práctica. También, ten en cuenta que en las relaciones no hay recetas sino herramientas, y que entonces, lo más importante para conseguir los resultados deseados, está en quien utiliza la herramienta, y cómo la utiliza. Si el uso de las herramientas no es adecuado, los resultados tenderán a ser los no deseados. Ánimo.

Tema I: Mensajes de los Padres que deterioran la Relación con los Hijos.

2. AMENAZAR. CHANTAJEAR:

Este obstáculo para el crecimiento presupone básicamente el mismo esquema teórico del obstáculo anterior : "Yo soy más que tú ", "Yo valgo más", "Debes someterte a mí". Cuando se "amenaza' o "chantajea", se agrega, sin embargo, un nuevo matiz : "Ay de ti si no haces lo que yo quiero".

La amenaza y el chantaje intentan socavar el derecho que tienen los hijos a la libertad y la autonomía, aprovechándose los padres de la situación de fuerza que tienen sobre los hijos.

En la amenaza se busca el sometimiento del hijo, con la promesa de infringirle o males y daños si no ejecuta lo exigido, y para que sea más eficaz se bombardean las zonas más sensibles de los hijos: su miedo al abandono, a la soledad, a la violencia física : “Si no haces lo que te digo atente a las consecuencias”.

El Chantaje tiene prácticamente la misma estructura que la amenaza; la diferencia es que puede usarse bajo formas más sutiles. El “Chantaje” castiga con la pérdida de algo que es muy importante para el otro : afecto, cariño, dependencia económica, protección, etc. “Si no haces... no cuentes conmigo”.

En otras ocasiones, los padres reconocen teóricamente a sus hijos el derecho a tomar una decisión, pero se les amenaza con unas consecuencias si lo hacen que, prácticamente anulan tal derecho : “Puedes estudiar lo que quieras... pero tú ya sabes que si estudias Filosofía no te pagamos la carrera”.

Los efectos psicológicos que se originan cuando nos comunicamos con los hijos desde la amenaza o desde el chantaje son siempre perniciosos, pues les ponen en una alternativa poco honrosa : si se someten a los padres por temor a la amenaza, evitarán el castigo, pero se sentirán humillados y cobardes; si se revelan y no aceptan la propuesta de sus padres, no serán dependientes, pero quedan sometidos a los castigos que se les han prometido.

A veces, los hijos que han sido objeto de amenazas se sienten tentados a hacer aquello que se les ha dicho que no hagan, sólo para ver si se materializan las amenazas o chantajes prometidos: “¿Sí?, pues ahora lo hago”.

En ocasiones es cierto que con la amenaza o el chantaje se logran unos resultados inmediatos antes que con cualquier otro procedimiento, pero provocan fuertes resentimientos hacia aquellos padres que los usan: los hijos se sienten humillados y, a la larga, directa o indirectamente, consciente o inconscientemente, intentarán vengarse en las formas más sutiles a su alcance ante ese abuso de poder. Es decir, a corto plazo se consigue someter al hijo, pero a largo plazo se deteriora la relación.

Más adelante: Moralizar y culpar.

jueves, 2 de septiembre de 2010

CÓMO MEJORAR LA RELACIÓN CON NUESTROS HIJOS 1

Teniendo en cuenta que muchas de las personas que acuden al Teléfono de la Esperanza de Alicante, solicitan orientación respecto de la relación con sus hijos, vamos a compartir, durante algún tiempo,  algunas pautas que pueden ayudarnos a mejorar tal relación. Lo haremos progresivamente, para no saturar con contenidos, y con el ánimo de que se reflexione en profundidad sobre cada una de estas pautas. Vamos a presentar esta serie, con el nombre de: Cómo Mejorar la Relación con Nuestros Hijos. Confiamos en que sea de utilidad.

Tema I: Mensajes de los Padres que deterioran la Relación con los Hijos.

1. DIRIGlR. MANDAR:
Cuando los padres se comunican con los hijos en términos de “dirigir” y “mandar”, les están trasmitiendo con su actitud que no los valoran adecuadamente, ni creen en la capacidad del hijo para comprenderse a sí mismo y para resolver sus propios problemas. A través de las directrices y mandatos se le están sugiriendo sutilmente mensajes de infravaloración : “Tú no vales ..” “Tú no sabes..” “Tú no eres capaz.. Debes buscar personas que te digan lo que tienes que hacer, y ser dependiente de ellas... “.

Al “dirigir” y “mandar” están tomando sobre sí la responsabilidad “total” del niño. Aunque tal vez sea esto lo pretendido por el niño, si los padres aceptan esta responsabilidad, realmente les están perjudicando, les están reforzando los sentimientos de dependencia, pasividad, desvalimiento e inferioridad, al mismo tiempo que les inhiben en su creatividad e iniciativa.

Para justificar los padres estas actitudes, es frecuente que las acompañen de declaraciones pretendidamente protectoras : “Si yo te lo digo por tu bien”. “Tú sabes, hijo, que yo siempre te he ayudado” y etc.; pero no por eso dejan de ser nocivas.

Con frecuencia, detrás de las actitudes de “dirigir” y “mandar” de los padres puede ocultarse una necesidad angustiosa de sentirse necesarios y de demostrar su talento para “resolver problemas", actuando más por la urgencia de satisfacer esta necesidad que por el deseo maduro de ofrecer una ayuda auténtica de crecimiento a los hijos. La misma explicación pueden tener las 'destrezas " que ciertos padres demuestran en resolver pronto los problemas de los hijos.
A otros hijos, las actitudes de “dirección” y de “mando”, les provocan más bien resentimiento, agresividad y rebeldía : “Siempre me están diciendo que ellos llevan mucho vivido...”, “Papá, ¿ te crees que sólo tú sabes hacer las cosas ?...”.

En el Tema 2, hablaremos sobre amenazar y chantajear.