jueves, 29 de marzo de 2012

EMOCIONATE 3

La represión de nuestros sentimientos es en realidad un mecanismo de seguridad que hemos aprendido y desarrollado a lo largo de los años. Incapaces de abordar la verdad de nuestras emociones y de expresarlas, aprendemos a ocultar los sentimientos confiando  en que acabarán por desaparecer. A través de años de rechazar y suprimir los sentimientos, comenzamos a adquirir el desagradable e insano hábito de reprimir instintivamente cualquier emoción peligrosa, inaceptable o confusa. Aprendemos a expresar solo aquellas emociones que no perturban o amenazan nuestra existencia o la de otros, garantizándonos así  sentirnos seguros y aceptados.  


Para sentirnos motivados y resueltos es esencial recobrar las emociones que previamente hemos enterrado, y este paso resulta absolutamente esencial para nuestro desarrollo porque en la medida en que suprimimos y enterramos nuestros sentimientos, perdemos contacto con lo que en realidad somos y con lo que en realidad deseamos.


La mayoría de los problemas en la  comunicación emanan del hecho de que solo transmitimos parte de la verdad, sin expresarla en su totalidad. A veces podemos sentir al mismo tiempo numerosas emociones contradictorias, y esto es perfectamente normal. Lo que en realidad ocurre es que, en un determinado momento, solamente somos conscientes de una emoción, pero las demás están también dentro de nosotros aunque no nos percatemos de ello. Si somos capaces de expresar todos esos sentimientos o emociones, es posible resolver con facilidad los trastornos emocionales.

Cada emoción debe ser sentida y expresada del todo para llegar a una feliz conclusión, de lo contrario los sentimientos en torno a cualquier perturbación nunca quedarán plenamente resueltos y lo más probable es que subsistan reprimidos en nuestro interior, creando un lastre emocional que llevamos de una relación a otra.