viernes, 3 de agosto de 2012

LOS SENTIMIENTOS SON NUESTROS AMIGOS

La capacidad de sentir una emoción es un don que como seres humanos compartimos todos. Sin embargo, con frecuencia, tal vez no nos guste lo que sentimos. Cada emoción posee un sentido y nos acompaña hasta que su propósito hay sido realizado y entendido. Nuestros sentimientos son como mensajeros del subconsciente a la mente consciente. El mensajero aguarda pacientemente ante nuestra puerta hasta que hayamos recibido el mensaje.
¿Cuáles son los mensajes que nos aportan los sentimientos? Por ejemplo
1.    La rabia surge para decirnos que lo que nos sucede es indeseable.


2.   La tristeza sobreviene para manifestarnos que hemos perdido o estamos perdiendo algo que queremos o necesitamos.


3.    El miedo se presenta para advertirnos acerca de la posibilidad de un fracaso, una pérdida o un dolor.


4.    La culpa llega para recordarnos que de alguna manera somos responsables de causar un resultado o circunstancia indeseable.


El modo de entender nuestras emociones y lo que nos revelan acerca de nuestra vida estriba en expresarlas. No conseguiremos comprender lo que subsiste no aceptando o no expresando.

Si el secreto del cambio es la auto aceptación, cuando cada uno de nosotros aceptemos los sentimientos que tenemos, viviremos la transformación, no tendremos necesidad de negar nuestros sentimientos y por consiguiente de reprimirlos. Nuestro cambio ha de ser gradual, desde dentro  hacia fuera, con armonía, pero nunca forzados, porque cuando algo se mantiene por el esfuerzo y la fuerza de voluntad, termina por explotar como un globo.

Es importante el tema de la aceptación plena de nuestros sentimientos porque si está claro que un sentimiento reprimido puede crearnos problemas de salud, las emociones sentidas parcialmente es probable que afloren en respuestas emocionales o comportamientos totalmente negativos y anómalos.

Las emociones son algo que nos sucede, esta es la idea más  común, pero es falsa. Las emociones son una fuente de energía, influencia e información. En sí mismas, ya lo dijimos, no son ni buenas ni malas. Lo que vale es lo que hagamos con la información que nos proporcionan y la energía que nos producen. Hemos de aprender a distinguir nuestros sentimientos más hondos de los otros estímulos e informes que nos bombardean todo el día; esto es un requisito fundamental para nuestro desarrollo emocional como personas.

El primer sentimiento que aflora ¿es la verdadera emoción que estamos viviendo en ese momento o debajo de ella hay otra más profunda que la está sustentando?  Puedo ser consciente del sentimiento de rabia que estoy experimentando, pero en realidad ¿es rabia, o es otro sentimiento que tengo ante lo que está sucediendo y uso la rabia como mecanismo para defenderme?

Las emociones tienen su propio lenguaje y es con el corazón como uno ve correctamente, no con el discurso de la cabeza, “lo esencial es invisible a los ojos”, como decía Antonine de Saint-Exupery en El Principito. Con práctica  y reflexión podemos aprender a distinguir entre las diversas  emociones y sensaciones. A medida que practicamos sentir nuestras sensaciones tales como son, aumentamos no sólo nuestra conciencia de nosotros mismos sino también nuestra confianza en nosotros mismos.

Cuando la emoción fuerte ya no nos asusta ni nos limita, conocemos entonces el significado más profundo de la aceptación.