viernes, 17 de diciembre de 2010

CÓMO MEJORAR LA RELACIÓN CON NUESTROS HIJOS 7

Tema I: Mensajes de los Padres que deterioran la Relación con los Hijos.


7. INSULTAR. RIDICULIZAR.

Estas actitudes son desagraciadamente muy frecuentes en el ambiente familiar, donde se considera que hay “confianza”. Son formas de evaluación negativa, que tienen un efecto devastador en la comunicación y en la afirmación de la persona hacia el crecimiento, lo que hace que el nivel de comunicación en el ambiente normal de convivencia sea muy superficial, por temor a que no sea respetada la propia intimidad.

En este sentdio, cualquier aspecto de la vida personal puede ser objeto de “insulto” o de “ridiculización” : teorías, creencias, amistades, modo de vestir, aspecto físico, anécdotas, equivocaciones, etc. Y también existe un repertorio muy extenso de formas concretas de realizarlo: calificativos ridículos, indirectas, apodos, escenificaciones, imitaciones, bromas, chistes, etc.

En ocasiones se utilizan estos medios para intentar provocar el cambio en las conductas que no nos gustan de nuestros hijos; pero frecuentemente en vez de lograr este objetivo, a lo que se incita es al afianzamiento de las conductas que se quieren evitar. Con el insulto nunca lograrán los padres convencer ni fomentar ningún efecto positivo.

Los hijos que se sienten objeto del insulto o de la ridiculización se ven a sí mismos heridos despreciados, ridiculizados; y en el futuro tenderán, muy probablemente, a reprimir sus sentimientos y a callar sus opiniones para evitar humillaciones posteriores.

Diversos elementos que pueden contribuir a que los hijos se sientan ridiculizados y heridos:

- El grado de indefensión ante el insulto.

- Que el insulto se haya hecho delante de gente significativa para ellos.

- Que haya tenido mucho éxito el insulto o la ridiculización produciendo grandes risas.

Lo que sí provocan irremediablemente estos métodos ("insultar” y “ridiculizar”), es gran resentimiento y un gran deseo de venganza, que les harán estar a la expectativa para aprovechar el momento oportuno para sacarse la espina devolviendo la misma moneda a quien le hirió.

Es conveniente hacer notar que para que se sigan los efectos perniciosos que se derivan insulto y de la ridiculización no hace falta que se tenga intención especial en ridiculizar, sino que basta con que el hijo se haya sentido herido en su imagen y modo de afirmarse entre la gente que le rodea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario