Hasta aquí los
cinco elementos principales que componen la inteligencia emocional; hay algún
autor que cita otros elementos entre los que destaca el “control del impulso”
que vienen a definirlo como la capacidad para demorar el impulso en beneficio
de un objetivo marcado. Imaginemos una persona que decide hacer una dieta para
adelgazar x Kg. y en una fiesta, ante una bandeja de bombones su primer impulso
le lleva a satisfacerlo cogiendo uno o dos bombones, pero inmediatamente piensa en el objetivo que se
ha trazado de adelgazar y pasa de largo ante la bandeja. La capacidad para
resistir el impulso puede desarrollarse con la práctica, y a ello nos ayudará
pensar en nuestro objetivo a más o menos
largo plazo. Todos sabemos que hay situaciones en la vida que son, tal vez, más
complejas que las golosinas.
Estos autores dicen que las personas que son
capaces de controlar sus impulsos son socialmente más competentes, están más
seguros de sí mismos y soportan mejor la frustración, y las personas que
sucumben fácilmente a sus impulsos son más susceptibles a estar estresados, a
ser testarudos e indecisos en la adolescencia, convirtiéndoseles estos
comportamientos en un aprendizaje nocivo para su vida adulta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario