PUEDES
EVITAR:
Descalificar. Es un obstáculo muy grave para la comunicación y el
crecimiento; sucede cuando se ponen como
normas o preceptos las propias convicciones, como si fueran el único modo
lógico y razonable de ver las cosas: “Pero si esto es de sentido común...”. “No sé cómo no te das
cuenta de las tonterías que dices”.
Dar órdenes. Cuando algún miembro de la familia, especialmente
los padres se comunican en términos de “dirigir” y “mandar”, están
trasmitiendo con su actitud hacia los demás, que no los valoran adecuadamente,
ni creen en la capacidad de los otros para comprender las situaciones y para
resolverlas. Para justificar estas
actitudes es frecuente que se acompañen de declaraciones pretendidamente bien
intencionadas, pero por supuesto, nocivas: “Si yo te lo digo por tu bien”, “A mí la experiencia me ha enseñado
que…”
Amenazar.
Este obstáculo para las relaciones presupone básicamente: “Yo soy más que tú”, “Yo valgo más”,
"Debes someterte a mí'. Cuando
se "amenaza' o "chantajea",
se agrega, sin embargo, un nuevo matiz: "Ay de ti si no haces lo que yo
quiero".
Etiquetar a los otros. Cuando hacemos esto, catalogamos a una
persona, con base en uno sólo de sus aspectos, tomando como base algo que hace,
y que nos gusta o nos disgusta; si esa persona hace algo que nos gusta,
tendemos a etiquetarla como “buena”, si hace algo que no nos gusta, la
etiquetamos como “mala”.
Menospreciar. Esta actitud implica quitarle valor a algo que
para otra persona es importante, o más aún, quitarle valor a la persona misma.
Aislarse. Cuando las cosas no salen como queremos, con mucha
frecuencia, en lugar de afrontarlas, decidimos escapar psicológicamente, con el
ánimo de no pasar el mal rato que puede significar tratar de resolver un
problema
Justificarse. Con frecuencia, cuando cometemos un error, pero
nos cuesta asumirlo, tratamos de anteponer una serie de razones, que nos ayuden
a evadir la responsabilidad y evitar las consecuencias de aquello que no ha
salido bien.
Insistir. Cuando no conseguimos lo que queremos,
frecuentemente tendemos a repetir y repetir lo mismo y de la misma manera, casi
siempre con el ánimo, de que el otro se canse de escucharnos, y cumpla con
aquello que le pedimos, por efecto del agotamiento.
Hostilidad. Esta actitud podríamos entenderla como una serie
de comportamientos inadecuados que ponemos de manifiesto cuando nos sentimos cargados
emocionalmente; con frecuencia, quienes están a nuestro alrededor, pagan las
consecuencias, recibiendo rechazo, miradas amenazantes, comentarios
intimidatorios, etc.
Pero
sobre todo, no olvides que lo fundamental está en el afecto, y que es hoy, cuando
puedes compartirlo con las personas a quienes quieres. ¡Ánimo!
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