viernes, 20 de julio de 2012

ACEPTACIÓN DE LOS SENTIMIENTOS 2

1.      EMBOTAMIENTO
 
La no aceptación y represión de nuestros sentimientos debilita gradualmente nuestra capacidad de sentir. Nuestro corazón se va volviendo cada vez un poquito más frío. Disminuye nuestro entusiasmo por vivir y amar. Nuestra creatividad también se reduce de forma significativa. El proceso de la vida se convierte en algo desapasionado pues le falta la sal de las emociones. 

2. REACCIONAR EN EXCESO. Los sentimientos no aceptados y reprimidos que uno lleva consigo pueden ser la causa de que reaccionemos de una manera inapropiada ante ciertas personas o circunstancia de su vida. Es probable que los sentimientos negados nos vuelvan en cierta manera irracionales, irritables, propensos a estallidos de rabia o accesos de tristeza. Son capaces de determinar un cambio espectacular en nuestras actitudes. Las emociones no resueltas de nuestro pasado pueden enturbiar las emociones de nuestro presente.

Si, por ejemplo, llevamos dentro de nosotros un sentimiento de culpa reprimido, tal vez sintamos miedo a ser objeto de castigo por parte de las figuras de autoridad aunque no hayamos cometido ninguna acción reprensible. Si soportamos un considerable miedo reprimido, quizá rehuyamos inconscientemente la presencia de los demás o digamos conscientemente que no nos gustan.

De adultos, atribuimos una realidad a nuestros sentimientos reprimidos de la niñez. Si sentimos, por ejemplo, una rabia considerable y reprimida hacia nuestra madre, tal vez interpretemos cualquier sugerencia u orientación útil emanada de una mujer como una tentativa de controlarnos. A no ser que tomemos conciencia del  proceso que se está desarrollando, probablemente volveremos  a reprimir los sentimientos y el ciclo proseguirá.
 
Quizá no seamos conscientes de este proceso o quizá pensemos que esto no va con nosotros. Pero bien haríamos en reflexionar acerca de las ocasiones en que nos hemos sentido asustados o nerviosos sin motivo aparente, o cuando nos mostramos irritables sin una causa real, o meditemos sobre nuestra incomodidad en ciertas situaciones que resultan llevaderas para otras personas y a nosotros nos sacan de quicio. Los sentimientos no aceptados nos empujan a comportarnos de un modo inadecuado ante personas y circunstancias.

Son cada vez más numerosos los médicos conscientes de la importancia que revisten las emociones en nuestra salud física. Se ha descubierto que a través del llanto se produce una importante segregación física de elementos químicos nocivos, liberando simultáneamente la tensión emocional que es vital para evitar enfermedades físicas tanto en niños como en adultos, es preciso propugnar que el hábito de llorar es muy beneficioso, dentro de unas proporciones adecuadas.

3.      MALTRATO DEL CUERPO.

Nuestro cuerpo y nuestra mente se hallan íntimamente relacionados. Cada uno está allí para atender al otro. Si optamos por reprimir una emoción incómoda, es posible que, a través de diversos síntomas físicos, nuestro cuerpo trate de ayudar a resolver la tensión que nosotros nos hemos creado, liberando dicha tensión mediante diversos síntomas físicos. Más sencillo aún, los sentimientos no aceptados y reprimidos pueden manifestarse a través de síntomas físicos: tensión muscular, dolor de cabeza, virus y resfriados, artritis, tensión, alteraciones en la respiración, estreñimiento, enfermedades cardiacas, fiebre, trastornos estomacales, etc.

Afortunadamente, y cada vez más frecuente, hoy día los médicos están aprendiendo a comprender el valor de la liberación y la expresión emocionales en el bienestar completo físico de una persona. Aunque un considerable volumen de malestares físicos tiene su origen en la negación y represión de emociones, una vez que se llega al nivel físico, es preciso curar al mismo tiempo el cuerpo, la mente y el espíritu.

Uno de los recursos más corrientes para soslayar los sentimientos consiste en comer en exceso y compulsivamente, con los consiguientes perjuicios que esto acarrea.

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