
1. Bloqueando nuestras emociones
no dejándoles nacer, impedimos que nosotros mismos aprendamos qué son, cuando
se originaron y porqué se originaron.
2. Debido a que no gastamos esos
sentimientos, pues apenas los percibimos tratamos de enterrarlos, tendremos que
encontrar un modo de deshacernos de ellos, y en nueve de cada diez veces
optaremos por el recurso más fácil, pero al mismo tiempo más perjudicial,
refugiarnos en el sentimiento de culpa o de vergüenza, los dos enemigos de
tener un aceptable coeficiente emocional, y, por consiguiente, los dos síntomas
de tener un CE bajo.
Las personas que no son capaces
de aceptar sus emociones viene a indicar que también tienen serios conflictos
de aceptarse a sí mismos; a menudo buscan a
otra persona a quien echar la culpa de, por ejemplo, su rabia, y tratan
de convencerse de que su tristeza y ansiedad son vergonzosas. Esto no sólo es
una pérdida de tiempo y energía sino que también enturbia nuestros sentidos,
tan necesarios para todos porque nos ayudan a permanecer emocionalmente alerta
en nuestra vida diaria. Sin la aceptación de nuestras emociones, perdemos la
capacidad de tomar las decisiones adecuadas y la fuerza que nos impulsa a
actuar.
Aceptar nuestros sentimientos no
significa resignarnos pasivamente a ellos, nada de eso. Tampoco significa vivir
con dolor, dejándose maltratar por los sentimientos de los otros, o tolerar
cualquier cosa que nos hagan los demás. Significa aceptar positivamente cada
uno de nuestros sentimientos, incluso aquellos que nos resultan desagradables
como algo informativo a nuestra persona.
Significa también comprender que nuestras emociones son plenamente soportables
por muy desagradables que parezcan, por muy fuertes que sean. Significa también
que si podemos querernos a nosotros mismos también podemos querer a los otros.
La aceptación, en teoría,
aparece como algo razonable y lógico, y como consecuencia fácil; pero en la
práctica es un punto difícil para casi todos. Normalmente, casi todos, hemos
pasado por la experiencia, en un momento determinado de nuestra vida, de
experimentar sentimientos muy intensos, y hemos experimentado que esos
sentimientos pueden soportarse y, por tanto, esta experiencia debería servirnos
para aceptar los sentimientos de cualquier momento. La aceptación de nuestros
sentimientos es lo primero que aparece cuando caen nuestras defensas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario